viernes, 8 de octubre de 2010

Here comes your band


El primer click de este estilo fue en 2005. Veníamos de una malaria de visitas internacionales que bien reflejaba la crisis de la que el país estaba saliendo. Y nos volvíamos, de a poco, a insertar en el mundo. Claro, White Stripes le había sacado el polvo al Luna con una sesión antológica, y Faithless había revolucionado una Southfest -hay que reconocer que las bandas electrónicas fueron las primeras en volver a mirar hacia abajo en el mapamundi-. Pero como si eso fuera poco, Moby bajaba de su plato volador directo a La Rural y Manu Chao se daba una vuelta por Floresta. Y hasta ahí, feliz, les había seguido el paso. Pero había más. Franz Ferdinand también se subía al Luna, Ferro volvía a jugar en primera de la mano de Pearl Jam y a fin de año pisaban la Argentina las All Stars de los Strokes. Y yo ya no estaba tan feliz. El cuero no daba, la plata no alcanzaba. Y por más que quisiéramos ver todo, era imposible. La espuma nos bajaba y entendíamos que algunos que venían y no podíamos ver, podían volver alguna vez. Y que ese parador del fin del mundo que nos habíamos vuelto, de a poco retornaba al circuito.

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Así aprendimos a elegir. A veces mejor, a veces peor. Y eso por unos cuantos años. 
Hasta 2010, claro, donde el decir vienen muchos es poco. No hay plata ni tiempo que alcance para todos. Y otra vez la pregunta: ¿a quién carajo voy a ver? ¿Air, Paul McCartney, Regina Spektor, Belle & Sebastian, Echo and the Bunnymen, The Smashing Pumpkins, Rage Against the Machine, Green Day, Taken by trees, Korn, Stereophonics, Pavement, Jeff Beck, Queens of the Stone Age, Massive Attack, Phoenix, The Cranberries o Pixies?

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Pixies. A ese fui. ¡Y menos mal! No se por qué tenía la equivocada idea de que alguna vez habían tocado en un sótano céntrico varios años atrás y que yo me había colgado y no había ido. Según la Trautman, eso nunca pasó, y lo del miércoles fue la primera vez de Pixies en Argentina. Sí, sí, esa banda que influenció a Cobain -o a la que le robó el espíritu adolescente-, que permitió el nacimiento de extrañas criaturas musicales como My Bloody Valentine y The Jesus & Mary Chain, y que hoy se refleja en Weezer, Yeah yeah yeahs y Flaming Lips. Por más que Black Francis -ese líder de panza ovalada y camisas de leñador- lo niegue. "Soy incapaz de identificar las bandas que supuestamente han sido influenciadas por mí... Son los periodistas quienes pueden ver estas cosas", dice él. 
Y no se si el recital fue el "soundtrack de mi vida" como lo titularon en esa buena mini crónica de la Rolling, pero que valió la pena estar ahí, de eso no hay duda. Valió la pena ofrecerle la entrada a un amigo durante el día porque creía que no llegaba, que me diga que no, que me temblaran las manos en el teclado cuando, a físicamente media cuadra del Luna, estuviera sentado en el trabajo esperando el OK para irme, que mi compañera intercediera -¡gracias Adri!-, y que a las 9 en punto estuviese corriendo hacia allá, subiera las escaleras con el estómago acogotándome la garganta -por la falta de estado físico, claro- y que llegara mientras sonaba, ruidoso, Waves of Mutilation
Y después, una seguidilla de hits a pedir de un público que nunca vio a la banda. Rápidos y concisos, con la fuerza intacta a pesar de los años. Con el gordo Francis divertido sobre el escenario, con la auténtica y única Kim Deal dándole duro al bajo, y con un Santiago afilado. Y así pasaron Dig for Fire, Here Comes your man, Gigantic, Gouge away, Debaser, y uno no podía dejar de moverse mientras se acordaba de todas las veces que había hecho girar el cd para que el noise más melódico del mundo reventara los parlantes del cuarto.
Y que con Number13 la música se congelara en un tono hipnótico por varios minutos y que nos vayamos lejos pensando "ojalá que venga pronto Sonic Youth, che", y que llegue Where is my mind? y que ahí sí digamos, ahora está sonando una de las canciones del sondtrack de nuestras vidas, porque siguen pasando los años, nuestra cabeza sigue estando en cualquier lado, y nos siguen fascinando los Pixies.

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Y acá la canción a la que remite el título.



* Collage de Julieta Piaggio
** Foto de Segismundo Trivero, Rolling Stone

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabia que encontraria una reseña acorde a la circunstancia en esta pagina amiga. Me lo perdi (y eso que un "amigote" - la misma persona que me sugiriò hace algunos años escuchar a los Pixies - me ofreciò su entrada y todo jejje!!), genial que te haya gustado amigote. Escuchè excelentes criticas de toda la gente que fue. Y ya lo ve / y ya la lo ve / es para mi que lo veo por youtube...hori.

Fer Massa dijo...

jaja
Sí la verdad que estuvo muy bueno, Hori. Un gran recital.
Ahora hay que ponerse las pilas para ir a ver a Belle & Sebastian eh!

Julie dijo...

Muy buen post!

Yo tuve que elegir entre dos opciones...para el mismo día!
Es loco que en una misma calle (Av. Corrientes) tengas a los que siguen a Pixies y a los que fueron a Regina Spektor, a la misma hora, en el mismo país!

Anotame para Belle & Sebastian y Smashing Pumpkins.
Y media posibilidad por primera vez en mi vida, para Creamfields...

:p

Fer Massa dijo...

Demasiados recitales, Julita!