jueves, 29 de julio de 2010

Escenas porteñas: la semana de los niños

Otras voces. Se cierran las escuelas, los niños en las calles. Funciones de teatro, trajes de princesas. Y la fábula continúa: Mauricio se juzga a sí mismo, y Néstor lanza a su hermana a conquistar la pampa húmeda. La tele negocia rehenes mientras otros simplemente se deslumbran con estupideces.  



Jueves, once de la noche. Una mujer de más de cincuenta pasea un cuzco de moda junto a tres amigas por las calles de Palermo. Sin titubeos, la dueña de la correa dice: "Chicas, este perro es el amor de mi vida".

En simultáneo, una chica habla por celular en el porche de un edificio cercano. Se la nota preocupada, como recién salida de la cama: está despeinada, y lleva un pantalón de jogging azul y una campera al tono.
-Está en estado crítico -dice mientras camina de lado a lado-. Parece que tomó pastillas y después se quiso ahorcar.

Viernes al mediodía. Subte. Además del traqueteo, sólo se oye hablar a dos chicos de no más de diez años abrigados hasta los dientes. Parecen hermanos. Señalan un panfleto pegado en el vagón.
-Tenemos que anotarnos -dice el mayor-. Es fútbol 5 y los premios están buenísimos.
-¿Qué dan? -pregunta el más pequeño.
-¡Una copa y una Play Station 2! Y encima al segundo también le dan premio. ¡Una pelota del Mundial!
-¡Wow!
El más grande se para y se acerca al papel. 
-¡Y le dan premio al ganador de la zona perdedores!
-¡Buenísimo! ¿Y qué le dan?
-Un juego de camisetas, ¿podés creer?
-Nos tenemos que anotar.

Sábado a la noche de mucho frío. Un 152 dobla por Suipacha y frena en una parada. Por la ventana se ve a un hombre acostado sobre un colchón grueso, protegido por el alero de unos negocios. Se tapa con lo que parece un esponjoso edredón blanco, mientras se peina repetidamente la calva con un peine de plástico.
Suben al colectivo tres muchachos y una chica. Llevan todos abrigos largos y oscuros. Los tres muchachos, vestidos casi igual, tienen el pelo muy corto y engominado. La chica tiene una tradicional melena lacia. Según puede oírse serían empleados de un hotel.
Miran al sujeto de la calle y se ríen. Uno de los muchachos dice:
-A este lo veo siempre. Pero les aseguro que no la pasa tan mal, eh. Las viejas de guita que van a la iglesia de  acá a la vuelta siempre le regalan cosas.

Lunes a la noche. Un colectivo 59 frena en una esquina de la avenida Cabildo. Un nene de unos 4 o 5 años de rasgos norteños se pega a la ventanilla y le dice a la madre:
-¡Mamá, Superman! -y señala a un puesto de revistas que tiene la imagen de la película Los increíbles-. ¡Mamá, mira, Superman! 
Ante la pasividad de la madre, el nene arremete con el padre que llega de pagar los boletos.
-¡Papá, Superman! ¡Mira, papá, es Superman! ¡Superman, papá!
    



4 comentarios:

Julie dijo...

Y para completar las semana de los niños, "La Pivellina"!

Los niños son lo más.

Excelentes las escenas!

Linda foto! :)

Fer Massa dijo...

Gran película La Pivellina! Quelle omisión!

Y bein sabés que la tu versión de esa foto es mejor ;)

Joaquín Bilbao dijo...

Como siempre, geniales tus escenas camaleónicas. Blendeándote en el ambiente para registrarlo todo.

Fer Massa dijo...

Gracias, Joaco! Esperemos que Truman no se levante para reclamarme derechos de autor jeje