
Acá, un fragmento que ayudó a darme cuerda. Al menos, por un par de días.
"A veces me siento muy solo, pero intento afrontar la vida con ánimo. Al igual que todas las mañanas tú cuidas de las aves del gallinero y trabajas en el campo, yo me doy cuerda a mí mismo. Antes de saltar de la cama, lavarme los dientes, afeitarme, desayunar, vestirme, salir de la residencia y llegar a la universidad, ya he dado treinta y seis vueltas a la clavija. Me digo a mí mismo: '¡Vamos! Hoy empieza otro día. ¡Ánimo!'. No me había dado cuenta de que hablo mucho solo. Puede que, mientras me doy cuerda, no pare de murmurar todo el tiempo."
"Es amargo no poder verte, pero, si tú desaparecieras, mi vida en Tokyo sería mucho más dura todavía. Es pensando en ti, por las mañanas, en la cama, como me decido a darme cuerda y a vivir un nuevo día. Del mismo modo que tú luchas por seguir adelante allí, yo debo luchar por seguir adelante aquí."
1 comentario:
Tremenda joya este libro...
Larga vida a Murakami
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