Sucede seguido. En el día a día, sin previo aviso. Es sólo una coincidencia, una casualidad. Pero no lo dejamos pasar así como así, nos deja pensando, nos lleva a la idea de que hay algo más que guía el tablero, que somos tal vez una pieza movida por alguien más, como sugiere el stencil de la foto. No lo sé. ¿Casualidad, causalidad? Quién sabe.
Y yo, sin saber mucho del tema, me inclino por esta idea: nada pasa porque sí. Ahora bien, eso no significa que se sepa el porqué. Mi amigo Fede Pera toma la idea de
Karl Jung y también lo llama
sincronicidad.
Pero antes de cualquier definición técnica, una frase del
tao y la anécdota que me lleva a esto.
Hay una cosa confusamente formadaanterior al Cielo y a la Tierra.¡Silenciosa, ilimitada!De nada depende y no sufre mudanza,gira y retorna sin descanso;puede ser tenida por madre del mundo.Su nombre desconozco,la denominan Tao.Forzado a darle un nombre, llamárala yo «grande».
Tao Te Ching
Lo primero que tienen que saber para que todo esto tenga sentido -si es que lo tiene acaso- es que está en Buenos Aires un amigo alemán que se llama Lucas. El domingo pasado me llama al mediodía y me cuenta que andaba por acá, que estaba parando en lo de sus tíos en Holmberg al 2500, oh casualidad a unas 20 cuadras de mi casa.Bien, quedamos en tomar una cerveza cuando saliera del diario. No fue un domingo convencional, y me quedé enganchado con una nota hasta las once y media de la noche. Lo llamé a Lucas, le conté de mi atraso y me dijo que prefería patearlo para otro momento porque al día siguiente arrancaba temprano con clases de español.Bien, quedaría para otro momento pues.Me tomé el Mitre de las 00.10, y la llamé a Julieta. Le conté que andaba cansado, que no veía la hora de llegar a casa. Me dijo algo lógico pero que nunca me dice:-Bueno, no te pases de parada, eh.Le dije que obvio que no. Nunca me paso de parada y menos en el Mitre que hasta Belgrano R son unas pocas estaciones.Miré a través de la oscuridad de la ventana, pensé que prepararía de comer, pasaba la estación Carranza y cada vez faltaba menos.Hora de bajarse. Tres pibes se levantaron adelante mío y me quedé atrás de ellos.Salí del tren hacia mi derecha, como siempre, y caminé por el andén.La estación estaba más oscura que de costumbre. Algo me sonaba extraño. La esquina no era la misma... sí, me había pasado.¿Dónde estaba?José María Drago. Me había pasado una.No la conocía la estación. Si bien camino a San Martín la había pasado de largo alguna vez, las calles me eran desconocidas. Y siendo sincero, es una estación fea, muy oscura y desolada.Eran las 00.30 y me crucé del otro lado para esperar el tren de vuelta. No tenía monedas y entonces había descartado el colectivo.La llamé a Julieta por teléfono, le conté y se cortó. Así tres o cuatro veces más. Raro, había buena señal.Cuando pude comunicarme le conté que me había pasado. Le pareció curioso: me lo había advertido, algo que nunca se le pasaba por la cabeza.Se fijó en google dónde andaba yo y me dijo que a 20 cuadras de casa. Le conté que esperaría el tren del otro lado.Dos haces de luces se asomaban. ¡Qué buena suerte! Venía el tren. Pero demasiado rápido. Me entraron dudas y supuse que no pararía. Así fue. Parecía un tren fantasma pero con personas dentro: un tren verde, largo, con vagón comedor y compartimentos extraños. Vaya a saber uno de dónde vendría.Seguí esperando. Unos cartoneros que se juntaron del lado de enfrente me hicieron señas con sus manos:-No hay más trenes a Retiro, pa.Les agradecí el dato y me eché a caminar.Hice unas cuadras en busca de luz y movimiento, y me di cuenta que conocía la calle. Era Holmberg. No estaba lejos. Me fijé la altura, y me quedé helado: Holmberg 2500. Por ahí estaba parando mi amigo alemán.
En fin, puede parecerles una boludez o no. A mí me frikeó un poco. Nunca había estado ahí. Nunca en mi vida...Y volvamos a lo técnico. Cuando Jung habla de sincronicidad dice ésto: la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal. O como dirían los yankis: What the hell is going on?
4 comentarios:
La casualidad, las coincidencias o la bien llamada sincronicidad me parecen los momentos de sorpresa de la vida. Esas cosas que parecen no tener exlicación ni horario fijado en la agenda.
Pero creo que están siempre ahí, dando vueltas y que requieren de uno la capacidad de sorprenderse. De decir "wow" o "WTF?" con los ojos bien abiertos. Sí, eso: los ojos bien abiertos para después compartirlo con alguien, pellizcón mediante.
Y recordé esto de Murakami en "Sputnik, mi amor":
"-¿Cuál es el punto clave de esta historia? - me había preguntado Sumire.
-Pues seguramente que hay que estar alerta -contesté-. No tener ideas preconcebidas, sino aguzar el oído con una ddisposición honesta, amoldándote a las circunstancias, manteniendo la mente y el corazón abiertos a lo que venga".
No sé.
También son señales, avisos. Y como leí por ahí "La casualidad es uno de los nombres de la Providencia."
PD: Valió la pena pasarse!
Sí. Coincido con el tema de la sorpresa. Pienso que también pasa por estar atento a estas cosas. Porque quizás pasan de largo y no pasa nada. Quién sabe. A mí me divierten, y creo que a Murakami también :P
Ja, me siento famoso. Es una de las primeras veces que me citan en un medio de comunicación masivo (no, no hay chiste con la referencia al apellido del autor).
Me encantó la cita de Murakami, y coincido con ella. En el libro "El misterio de als coincidencias" el Dr. Zancolli habla, precisamente, de un "estado alerta-receptivo".
(Recomiendo la obra, es genial. No está bien escrita, pero es muy linda).
Creo que el momento de la sincronicidad es un signo de la trascendencia... cuando te pasa, en ese Wow o en ese WTF... hay una sonrisa de fondo, cierta felicidad, porque el universo se haya acordado de nosotros.
PD: Fer, venís afilado... ya el encuentro pre-cine del otro día fue bastante curioso de por sí.
Sí, por momentos estamos sincronizados jeje. ¿Te acordás ese encuentro en diagonal norte? Este post no podía seguir de largo sin tenerte como protagonista mi querido amigo! Y sí, es lindo ese cosquilleo cuando pasan cosas raras o como vos decís, cuando el mundo se acuerda de nosotros.
Publicar un comentario