Frase de escritorio

Enero. Se extraña la playa, el sol, la tranquilidad, el mar, la lectura de algún best seller de Murakami, hacer sudokus pensando en la nada misma, tomar licuados, comer waffles y vaguear sin rumbo. Y sí, se putea el subte, el pavimento, los bocinazos, "la" calor, el olor en los transportes públicos, las playas de Mauricio, los discursos de la señora que vive en la tele, las respuestas de Cobos etc, etc, etc.

Pero bueno, este enero me tocó de práctica periodística. Y la verdad, no me quejo.

Uno de estos días de veranito porteño llegué temprano a la redacción porque salía recorrida por La Matanza. Obras que nunca se hicieron, quejas de los vecinos.

Necesitaba armarme un par de google maps para poder llegar a destino, y entonces agarré una computadora de un escritorio elegido al azar.

Cuando me senté, me topé con una leyenda que me pareció sugestiva. Estaba pegada con cinta scotch sobre el escritorio. Tenía ese color amarillento que denota el paso de los días, y decía:

"Este lugar nunca podrá ser ocupado por un robot".