lunes, 2 de noviembre de 2009

Melodía subterránea

Era uno de tantos días de otoño de este año en que volvía de visitar a mi hermana en el hospital. Salí tipo 9 y media, antes de que pasara por Pueyrredón el último subte.
Eran días extraños, en que salir del hospital no significaba descolgar la cabeza de todo lo que pasaba, de las novedades, de las posibilidades. Eran dos cuadras de paso ligero y mirada vacía. Pero hubo algo diferente: cuando apenas pisé las escaleras de la estación oí una melodía. Hipnotizadora y dulce, se oía diferente a la de otros músicos que frecuentaban el pasillo de la estación. Era una flauta. Una flauta hechicera, que emitía un sonido como salido de un cuento medieval.
La melodía nacía de la flauta traversa de un hombre pequeño, un duende de ropa gastada, barba de tres días, y olor a cigarrillo negro. A su lado, un bolso deportivo abierto recibía alguna que otra moneda de diez o veinticinco centavos.
Lo pasé de largo, y me aposté unos metros delante para terminar de escuchar la canción. De algún lado la conocía: tal vez la hubiese escuchado en ese mismo pasillo, tal vez en alguna película.
Cuando la melodía desapareció, me acerqué al hombre. Me justifiqué de no tener dinero para retribuirle, y le pregunté sobre la canción.
-La canción se llama Green Sleeves -me dijo sonriente-, en inglés mangas verdes.
-Y, ¿de quién es? -le pregunté ya pensando en bajarla apenas llegase a casa.
-El autor es anónimo, pero la leyenda cuenta que la compuso Enrique VIII en su intento de seducir a Ana Bolena. Pero como te digo, eso dice la leyenda.
Le pregunté si era músico, si tocaba en algún otro lado. Me dijo que era instrumentista, que había estudiado años de conservatorio, pero que ahora andaba de malas y que se veía en la necesidad de salir a tocar de vez en cuando y juntar algunas monedas.
Muchas veces más volví del hospital por ese mismo camino, pero nunca más me lo crucé. Tal vez el duendecillo ande de buenas, tal vez se encuentre hechizando con su música a otros transeúntes cabizbajos por otros rincones y pasillos subterráneos de Buenos Aires.
Acá dejo una versión en guitarra de Green Sleeves. Si bien no es igual, al menos es parecida a la que escuché aquella noche de otoño, en aquel pasillo vacío que por unos minutos se hizo cuento.

6 comentarios:

Julie dijo...

http://pinceldeaire.blogspot.com/2009/11/comentario-hecho-imagen-para.html

Joaquín Bilbao dijo...

Acá hay una versión en flauta (y orquesta). Quizá es demasiado pomposa pero capta el sentmiento.

El blog se va convirtiendo en lectura obligatoria.

Juan I. Lorenzo dijo...

Fer, adhiero a lo dicho por Joaquín. Además, de a poco me voy poniendo al día con los anteriores.
Felicitaciones por "Melodía subterranea".

Abrazo.

Fer Massa dijo...

Qué alegría verlos por acá, muchachos! Esperemos estar a la altura de lectores de su talla, jaja
Un abrazo!

Anónimo dijo...

De lectura obligatoria, querido ex secretario. Un abrazo. Luis

Fer Massa dijo...

Qué bueno verlo por acá, ex editor de cultura! Un abrazo grande.