domingo, 4 de octubre de 2009

La ventaja de tener una 4x4

Es sábado, diez y media de la noche.
Allá por Vicente López, el semáforo de Santa Rosa se pone verde para cruzar Maipú. Un destartalado Peugeot 106 no arranca, y la mujer que lo maneja saca la mano por la ventana. No se oyen bocinas, sólo el intento ahogado del motor del Peugeot que parece no querer saber nada.
Y de repente, un estruendo: la 4x4 que está detrás de la señora acaba de chocarla. La mujer, una sexagenaria de anteojos culo de botella, se pega al volante y no reacciona.
A los pocos segundos, otro golpe de la Honda CRV y el "dale pelotuda" de un treintañero musculoso y panzón con pinta de ex rugbier.
Nuestra señora toma coraje: larga el volante, y baja del auto.
-¿No ves que se me quedó el auto? -grita ella con voz nerviosa.
-¿Te creés que te lo hice a propósito, pelotuda? -dice el tipo con medio cuerpo afuera de la ventana-. ¿Por qué no lo corrés a un costado? - y le toca la bocina una y otra vez.
Un hombre que andaba cartoneando, deja al carro al cuidado de sus chiquitos y se le acerca a la mujer.
Gracias -dice ella y empujan el auto hacia un costado.
El de la 4x4, sin largar las garras de la bocina, saca la camioneta arando al grito de "comprate un auto, pelotuda".

1 comentario:

Julie dijo...

Aunque sea una generalización arbitraria (como todas las generalizaciones), a esto se le puede aplicar "Dime qué auto tienes, y te diré cómo eres".